En los años 1958, 1963 y 1971, don Pablo Casals; un catalán de madre puertorriqueña, jugó un papel protagónico en la historia de las Naciones Unidas.
En el verano de 1958, Pablo Casals unió su voz a la del legendario Albert Schweitzer, instando a los gobernantes rusos y norteamericanos a poner fin a la carrera armamentista en que ambos países estaban enfrascados y a comprometerse a no llevar a cabo más pruebas nucleares. En un llamado a la cordura, Casals se expresó así:
Cifro mi esperanza en que Estados Unidos y Rusia pondrán a un lado sus diferencias políticas a favor de los intereses futuros de la humanidad entera. Es increíble ver como hombres civilizados continúan fabricando armas nuevas y cada vez más destructivas para exterminio mutuo, en vez de dedicar sus energías a hacer de nuestro mundo uno más feliz y hermoso.
Poco después Casals fue invitado a tomar parte en el concierto conmemorativo del Decimotercer Aniversario de la Organización de las Naciones Unidas. A los ojos de Casals, este foro internacional, a pesar de los problemas y obstáculos que surgían a su paso, representaba la mayor esperanza para sentar bases de paz y entendimiento entre las naciones.
Y así, armado de su inseparable violonchelo y un Mensaje de Paz, llegó Casals al hemiciclo de las Naciones Unidas.
El concierto fue algo extraordinario. Transmitido por televisión y radio a setenta y cuatro naciones alrededor del mundo, llegó a millones de personas que, unidas en sintonía, escucharon el Mensaje de Paz y unieron sus corazones fraternalmente.
En 1962, Casals comenzó una cruzada de paz y estrenó su oratorio El Pesebre en México como gesto de agradecimiento a la nación que abrió sus brazos a tantos exiliados españoles.
En el verano de 1958, Pablo Casals unió su voz a la del legendario Albert Schweitzer, instando a los gobernantes rusos y norteamericanos a poner fin a la carrera armamentista en que ambos países estaban enfrascados y a comprometerse a no llevar a cabo más pruebas nucleares. En un llamado a la cordura, Casals se expresó así:
Cifro mi esperanza en que Estados Unidos y Rusia pondrán a un lado sus diferencias políticas a favor de los intereses futuros de la humanidad entera. Es increíble ver como hombres civilizados continúan fabricando armas nuevas y cada vez más destructivas para exterminio mutuo, en vez de dedicar sus energías a hacer de nuestro mundo uno más feliz y hermoso.
Poco después Casals fue invitado a tomar parte en el concierto conmemorativo del Decimotercer Aniversario de la Organización de las Naciones Unidas. A los ojos de Casals, este foro internacional, a pesar de los problemas y obstáculos que surgían a su paso, representaba la mayor esperanza para sentar bases de paz y entendimiento entre las naciones.
Y así, armado de su inseparable violonchelo y un Mensaje de Paz, llegó Casals al hemiciclo de las Naciones Unidas.
El concierto fue algo extraordinario. Transmitido por televisión y radio a setenta y cuatro naciones alrededor del mundo, llegó a millones de personas que, unidas en sintonía, escucharon el Mensaje de Paz y unieron sus corazones fraternalmente.
En 1962, Casals comenzó una cruzada de paz y estrenó su oratorio El Pesebre en México como gesto de agradecimiento a la nación que abrió sus brazos a tantos exiliados españoles.
Un año después en 1963 U Thant, entonces Secretario General de las Naciones Unidas, lo invitó para que trajera su oratorio a ese foro internacional. Por segunda vez, Casals llevó su música y exhortó al mundo a encontrar soluciones dignas y a buscar en el lenguaje internacional de la música el acercamiento entre las naciones.
Casals dirigió esta obra, símbolo de su cruzada por la paz, en 32 ocasiones alrededor del mundo durante sus últimos 16 años de vida. Según sus propias palabras, hubo dos presentaciones de El Pesebre que se destacaron por su significado. Una, en la Abadía de San Miguel de Cuixá, al sur de Francia, y la otra, aquella que se llevó a cabo en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 24 de octubre de 1963.
Casals dirigió esta obra, símbolo de su cruzada por la paz, en 32 ocasiones alrededor del mundo durante sus últimos 16 años de vida. Según sus propias palabras, hubo dos presentaciones de El Pesebre que se destacaron por su significado. Una, en la Abadía de San Miguel de Cuixá, al sur de Francia, y la otra, aquella que se llevó a cabo en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 24 de octubre de 1963.
En 1971, a los 94 años de edad, la figura de Casals simbolizaba lo más elevado de la vida artística universal, así como el sentir humano libre de prejuicios. Por entenderlo así, U Thant solicitó al maestro Casals su colaboración para que compusiera un Himno a las Naciones Unidas. Ese mismo año Casals recibió la Medalla de la Paz de dicho organismo. Al entregársela, U Thant se expresó así: "Usted ha dedicado su vida a la verdad, a la belleza y a la paz. Como hombre y como artista, usted encarna los ideales que simboliza esta Medalla de las Naciones Unidas. Se la entrego con nuestra admiración y nuestro más profundo respeto."
Pablo Casals, al igual que el poeta W.H. Auden, donaron a perpetuidad todos sus derechos de autor y las regalías que devengue el himno a la Escuela Internacional de las Naciones Unidas.
Pablo Casals, al igual que el poeta W.H. Auden, donaron a perpetuidad todos sus derechos de autor y las regalías que devengue el himno a la Escuela Internacional de las Naciones Unidas.
Miembros de la Junta de Directores del UNA-USA Puerto Rico Jessica M. Burgos, Jorge R. González y Ricardo Arzuaga junto a Marta Casals Istomin durante el concierto de apertura del Festival Casals 2012, el cual comenzó con el Himno a las Naciones Unidas y la 9na Sinfonía de Ludwig Van Beethoven “Oda a la Alegría”.
Estudiantes, maestros y directores de la Escuela Rodríguez Cabrero y de la Escuela Albert Einstein junto a Marta Casals Istomin y miembros de la Junta de Directores de UNA-USA, al finalizar el concierto de apertura del Festival Casals 2012.